La ciudad de Río Grande en Tierra del Fuego, a unos 3.000 Km. de Buenos Aires (ferry incluido) ha sido testigo de una ola polar de la que no se encontraron antecedentes en los últimos 15 años.
Ha sufrido por el permanente acoso de las
nevadas que bloquean la salida de las casas, que no dejan circular por calles y aveni-das, y, para colmo, congelan los caños de abastecimiento de agua.
Las temperaturas, por debajo de los 15 grados bajo cero, se mantuvieron muy bajas debido a un sistema de alta presión que ha sido muco más largo que lo habitual.
Las consecuencias para los 120.000 habitantes de la ciudad hay sido varias y muy complicadas, uno de los problemas, bastante mayor sobre todo para las zonas más humildes, es el congelamiento de las cañerías de agua, al no estar suficientemente ente-rradas. Eso ocasiona que los vecinos dejen las canillas abiertas para tratar de evitarlo, pero eso implica un vaciamiento de los tanques de la ciudad y el problema es cada vez peor.
Otro de los problemas importantes está asociado con el abastecimiento de gas por garrafa, ya que si bien hay una zona en la que hay gas natural por cañería a otros lugares no ha llegado, y necesitan el suministro que cada vez es más complicado por la demanda, pero también por el tercer factor que hace más tremenda la situación que es el tránsito por la ciudad.
Para comenzar los vehículos deben tener los neumáticos especiales, siliconados o con clavos, para no patinar en el hielo, ade-más el límite de velocidad cuando el piso está con nieve o hielo es de 20km/h en las calles y 50 km/h en las rutas.