Page 17 - Semanario-09-06-23.pmd
P. 17
Las tres hilanderas
VERSIÓN LIBRE DE CUENTO CLÁSICO DE LOS HERMANOS GRIMM
Buenos amigos,
buenos libros y tener
una conciencia tranquila:
esta es la vida ideal
MARK TWAIN
El valor de una idea
radica en su uso
THOMAS EDISON
En un reino de fan- do hayas terminado te venía la Reina, la mu- novia salió a recibirlas
tasía las niñas de los po- daré por esposo a Emi- chacha escondía a las diciéndoles: Si no pierdes, no puedes
bladores que no dispo- liano, mi hijo mayor. hilanderas y le mostra- -¡Bienvenidas, que- disfrutar las victorias
nían de dinero tenían Nada me importa que ba el lino hilado. ridas primas!
asignadas algunas ta- seas pobre; una joven Cuando estuvo ter- -¡Uf! -exclamó Emi- RAFAEL NADAL
reas muy rutinarias y hacendosa lleva consi- minado el lino de la pri- liano-. ¡Cuidado que
nunca podían contra- go su propia dote. mera habitación, pasa- son feas tus parientas!
decir a sus padres en La muchacha sintió ron a la segunda y des- Y, dirigiéndose a la
esa asignación. mucha pena, pues era pués a la tercera, y no primera, le preguntó: El que busca un amigo
Pero en una de esas demasiado trabajo. Al tardó en quedar lista -¿Cómo tienes este
casas humildes, cerca- quedarse sola, se echó toda la labor. pie tan grande? sin defectos se queda
na al palacio, había una a llorar y así estuvo tres Se despidieron las -De hacer girar el sin amigos.
niña llamada Amapola días sin mover una tres mujeres, Adelina torno de la rueca -con-
muy desconforme por- mano. Al tercer día se recordó a Amapola su testó ella- PROVERBIO TURCO
que no quería hilar. Su presentó la Reina, y se promesa, Florencia Pasó entonces el
madre perdió la pacien- extrañó al ver que nada aseguró que engalana- príncipe a la segunda:
cia y Amapola se puso a había hecho aún; pero rían la mesa de los con- -¿Y por qué te cuel-
llorar. En ese momen- la moza se excusó di- trayentes y Rosa que le ga tanto este labio?
to pasó la Reina y al oír ciendo que no había po- darían toda la felicidad -De tanto lamer la
los lamentos entró en dido empezar todavía que buscaba. hebra -explicó la mu-
la casa y preguntó a la por la mucha pena que Cuando Amapola jer.
madre qué pasaba, le daba el estar separa- mostró a la Reina los Y a la tercera inte-
pues los gritos se oían da de su madre. cuartos vacíos y la gran- rrogó:
desde la calle. Avergon- A la Reina no le sa- dísima cantidad de lino -¿Y cómo tienes este
zada la mujer de tener tisfizo la excusa, así que hilado, se fijó ensegui- pulgar tan achatado?
que pregonar la discon- le ordenó: da el día para la boda. -De tanto torcer el
formidad de su hija, -Mañana tienes que El novio estaba encan- hilo -replicó ella.
respondió a la Reina: empezar el trabajo. tado de tener una es- Asustado, exclamó
-No puedo sacarla Nuevamente sola, posa tan hábil y labo- el hijo de la Reina:
de la rueca; todo el Amapola se asomó a la riosa. -Jamás mi linda es-
tiempo pasaría hilando; ventana y vio que se El día de la fiesta se posa tocará una rueca.
pero soy pobre y no acercaban Rosa, Adeli- presentaron las tres hi- Y con esto se termi-
puedo comprar tanto na y Florencia. Las tres landeras, magnífica- nó la pesadilla del hila-
lino. se detuvieron ante la mente ataviadas, y la do.
Dijo entonces la Rei- ventana y levantando
na: la mirada, preguntaron
-No hay nada que a la niña qué le ocurría.
me guste tanto como Ella les contó lo que
oír hilar. Deja venir a tu ocurría y las mujeres le
hija a palacio conmigo. ofrecieron su ayuda:
Allí podrá hilar cuanto -Si nos invitas a la
guste. boda, sin avergonzarte
La madre aceptó y de nosotras, nos llamas
la Reina se fue con primas y nos sientas a
Amapola. Ya en el pala- tu mesa, hilaremos Más serio que cuzco en bote
cio, la Reina llevó a la para ti todo este lino
Apurao como rengo en tiroteo
niña a tres aposentos en un santiamén.
del piso alto que esta- La niña aceptó y las
Veremos, dijo un ciego
ban llenos hasta el te- tres mujeres fueron a
cho de magnífico lino. ayudarla. Inmediata-
Más conversao
- Vas a hilarme este mente pusieron manos que truco de seis
lino -le indicó-, y cuan- a la obra y cada vez que