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Las tres hilanderas



                   VERSIÓN LIBRE  DE  CUENTO  CLÁSICO DE LOS  HERMANOS  GRIMM












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                                                                                                                    buenos libros y tener
                                                                                                                  una conciencia tranquila:
                                                                                                                     esta es la vida ideal
                                                                                                            MARK TWAIN





                                                                                                                      El valor de una idea
                                                                                                                         radica en su uso

                                                                                                           THOMAS EDISON



           En un reino de fan-  do hayas terminado te   venía la Reina, la mu-  novia salió a recibirlas
        tasía las niñas de los po-  daré por esposo a Emi-  chacha escondía a las  diciéndoles:                    Si no pierdes, no puedes
        bladores que no dispo-  liano, mi hijo mayor.   hilanderas y le mostra-    -¡Bienvenidas, que-               disfrutar las victorias
        nían de dinero tenían   Nada me importa que     ba el lino hilado.      ridas primas!
        asignadas algunas ta-   seas pobre; una joven      Cuando estuvo ter-      -¡Uf! -exclamó Emi-      RAFAEL NADAL
        reas muy rutinarias y   hacendosa lleva consi-  minado el lino de la pri-  liano-. ¡Cuidado que
        nunca podían contra-    go su propia dote.      mera habitación, pasa-  son feas tus parientas!
        decir a sus padres en      La muchacha sintió   ron a la segunda y des-    Y, dirigiéndose a la
        esa asignación.         mucha pena, pues era    pués a la tercera, y no  primera, le preguntó:             El que busca un amigo
           Pero en una de esas  demasiado trabajo. Al   tardó en quedar lista      -¿Cómo tienes este
        casas humildes, cerca-  quedarse sola, se echó  toda la labor.          pie tan grande?                     sin defectos se queda
        na al palacio, había una  a llorar y así estuvo tres  Se despidieron las   -De hacer girar el                     sin amigos.
        niña llamada Amapola    días sin mover una      tres mujeres, Adelina   torno de la rueca -con-
        muy desconforme por-    mano. Al tercer día se  recordó a Amapola su    testó ella-                PROVERBIO TURCO
        que no quería hilar. Su  presentó la Reina, y se  promesa, Florencia       Pasó entonces el
        madre perdió la pacien-  extrañó al ver que nada  aseguró que engalana-  príncipe a la segunda:
        cia y Amapola se puso a  había hecho aún; pero  rían la mesa de los con-   -¿Y por qué te cuel-
        llorar. En ese momen-   la moza se excusó di-   trayentes y Rosa que le  ga tanto este labio?
        to pasó la Reina y al oír  ciendo que no había po-  darían toda la felicidad  -De tanto lamer la
        los lamentos entró en   dido empezar todavía    que buscaba.            hebra -explicó la mu-
        la casa y preguntó a la  por la mucha pena que     Cuando Amapola       jer.
        madre qué pasaba,       le daba el estar separa-  mostró a la Reina los    Y a la tercera inte-
        pues los gritos se oían  da de su madre.        cuartos vacíos y la gran-  rrogó:
        desde la calle. Avergon-   A la Reina no le sa-  dísima cantidad de lino   -¿Y cómo tienes este
        zada la mujer de tener  tisfizo la excusa, así que  hilado, se fijó ensegui-  pulgar tan achatado?
        que pregonar la discon-  le ordenó:             da el día para la boda.    -De tanto torcer el
        formidad de su hija,       -Mañana tienes que   El novio estaba encan-  hilo -replicó ella.
        respondió a la Reina:   empezar el trabajo.     tado de tener una es-      Asustado, exclamó
           -No puedo sacarla       Nuevamente sola,     posa tan hábil y labo-  el hijo de la Reina:
        de la rueca; todo el    Amapola se asomó a la   riosa.                     -Jamás mi linda es-
        tiempo pasaría hilando;  ventana y vio que se      El día de la fiesta se  posa tocará una rueca.
        pero soy pobre y no     acercaban Rosa, Adeli-  presentaron las tres hi-   Y con esto se termi-
        puedo comprar tanto     na y Florencia. Las tres  landeras, magnífica-  nó la pesadilla del hila-
        lino.                   se detuvieron ante la   mente ataviadas, y la   do.
           Dijo entonces la Rei-  ventana y levantando
        na:                     la mirada, preguntaron
           -No hay nada que     a la niña qué le ocurría.
        me guste tanto como     Ella les contó lo que
        oír hilar. Deja venir a tu  ocurría y las mujeres le
        hija a palacio conmigo.  ofrecieron su ayuda:
        Allí podrá hilar cuanto    -Si nos invitas a la
        guste.                  boda, sin avergonzarte
           La madre aceptó y    de nosotras, nos llamas
        la Reina se fue con     primas y nos sientas a
        Amapola. Ya en el pala-  tu mesa, hilaremos        Más serio que cuzco en bote
        cio, la Reina llevó a la  para ti todo este lino
                                                           Apurao como rengo en tiroteo
        niña a tres aposentos   en un santiamén.
        del piso alto que esta-    La niña aceptó y las
                                                               Veremos, dijo un ciego
        ban llenos hasta el te-  tres mujeres fueron a
        cho de magnífico lino.  ayudarla. Inmediata-
                                                                     Más conversao
           - Vas a hilarme este  mente pusieron manos              que truco de seis
        lino -le indicó-, y cuan-  a la obra y cada vez que
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