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                                                                Viernes 8 de Setiembre de 2023
                      La princesa Rosalinda



                           VERSIÓN LIBRE DE CUENTO DE LUIS MARÍA JORDÁN



                                                                                                           Y como todos ellos   de nuevo su pequeña
                                                                                                        fueron rechazados, ya   bandera.
                                                                                                        se iba a dar orden de      —¿Qué es? —pre-
                                                                                                        cerrar el concurso      guntó Rosalinda.
                                                                                                        cuando un pobre dia-       —Un madrigal, se-
                                                                                                        blo del populacho se    ñora mía.
                                                                                                        dirigió a voces al pri-    Y el madrigal debió
                                                                                                        mer chambelán.          ser muy bello, y los
                                                                                                           —Señor, yo soy       versos muy sonoros y
                                                                                                        más rico que todos      las rimas muy ricas y la
                                                                                                        ellos juntos. El rey y la  armonía muy dulce,
                                                                                                        princesa dieron vuel-   porque la princesa
                                                                                                        ta los ojos para mirar  hizo llegar al descono-
                                                                                                        al desconocido. Y éste,  cido hasta su lado y
                                                                                                        el más osado de todos   tomándole las dos
                                                                                                        los pretendientes por-  manos se las besó con
                                                                                                        que sentía el orgullo   júbilo...
                                                                                                        de tener los botines       Pocos días des-
                                                                                                        rotos y la capa raída,  pués, con la pompa
                                                                                                        levantó en alto su      necesaria en tales ca-
                                                                                                        mano diestra como si    sos, se celebraba el
                                                                                                        enarbolara una pe-      matrimonio, que fue
                                                                                                        queña bandera de per-   espléndido porque se-
                                                                                                        gamino.                 gún dijeron algunos
                                                                                                           La princesa, curio-  agoreros del reino, el
                                                                                                        sa, le preguntó, desde  desconocido de la
           La princesa Rosalin-  montado en un elefan-  dos de Nepal, colibríes  sol, el emperador de   lo alto de su trono:    capa raída no era otro
        da había cumplido diez  te blanco, bajo la som-  del Ganges, mirlos de  las Islas Azules.          —¿Dónde está tu      que Apolo, el grande
        y seis abriles. Y como  bra móvil de una larga  Francia y papagayos        Todas las riquezas   fortuna, amigo mío?     dios griego Apolo, dis-
                                                                                                           —Aquí, —dijo el      frazado de pobre dia-
        era más bella que el    techumbre de sedas y    de Beocia. Detrás de    de Salomón y todas las
        sol y sus cabellos ha-  de encajes. Le prece-   este primer cortejo     que le ofreció la reina  descalzo enarbolando   blo...
        cían pensar en los tri-  dían doscientos heral-  marchaba otro com-     de Saba serían pocas
        gales recién maduros,   dos montados en jacas   puesto de dos mil ca-   en comparación con       Aclaraciones
        sus ojos en la transpa-  blancas y le seguían   balleros y cuatrocien-  las que ostentaba el        (*)cinocéfalo: primate también conocido
        rencia de las turque-   como mil caballeros     tos dromedarios car-    pretendiente. Además     como babuino amarillo
        sas, sus labios en la   custodiando otros tan-  gados con las más fa-   de un estado de cien        berilos, crisólitos, crisoberilos: cristales que
        carne sabrosa de las    tos convoyes cargados   bulosas riquezas del    mil vasallos, de dos-    según su forma y color se llaman esmeraldas,
        guindas, su padre re-   de presentes.           orbe: diamantes de      cientos pueblos some-    aguamarinas, morganitas, topacios y otros me-
        solvió darla en matri-     Al verle llegar con  Ormuz, berilos (*) de   tidos y de tres mil alia-  nos conocidos.
        monio a aquel de sus    semejante ejército, los  Ceilán, perlas de Gol-  dos, le pertenecían
        aliados que fuera due-  cortesanos creyeron     conda, crisólitos (*) de  todas las perlas del
        ño de más grandes ri-   que la princesa se de-  Efeso, crisoberilos (*)  Golfo Pérsico, todos
        quezas.                 cidiría por el magnífi-  de Trapobana, tapices  los ibis del Egipto y
           Centenares de he-    co rey de la Isla de Oro,  de Alejandría, sedas  todos los brillantes del
        raldos, voceros y men-  pero la princesa lo     de Persia, telas de Bag-  Indostán.
        sajeros salieron por la  miró impávida, desde   dad, tapetes de la         Tenía, además, la
        comarca a repetir la    su pequeña silla in-    Meca, collares y pul-   belleza física de un
        importante noticia.     crustada de nácar, con  seras de Mauritania,    dios de los gentiles y
           Y pocos días des-    una vaga sonrisa de     esencias de Madaín,     sobre su frente, llena
        pués la corte  de  Ro-  desdén que bien po-     perfumes de Damas-      de rizos blondos, res-
        salinda, generalmente   día querer decir: "No   co, ámbares de Gaza y   plandecía la más bella
        tranquila como convie-  me pareces demasia-     de Samaría, y en enor-  corona que haya podi-
        ne a las cortes podero-  do rico, amigo mío".   mes cofres de madera    do sustentar jamás
        sas, se vio concurrida     El pretendiente      de raíz de naranjo,     una cabeza humana.
        por infinidad de perso-  comprendió el gesto y  grandes brillantes ne-     Cuando los cortesa-
        nas importantes: mo-    a una señal del primer  gros como aceitunas     nos le vieron llegar,
        narcas, herederos, au-  ministro se retiró ca-  de Corinto.             creyeron que la prin-
        toridades y dignatarios  bizbajo para dar sitio    A pesar de tamañas   cesa debería sentirse
        de todos los imperios   al poderoso príncipe    riquezas, la princesa   enamorada de aquel
        llegaron seducidos por  de Samarcanda.          Rosalinda hizo de nue-  espléndido señor de
        el renombre de la prin-    Llegó éste monta-    vo un gesto de desdén   las Islas Azules, pero
        cesa.                   do en un dromedario     y el príncipe, acongo-  Rosalinda miró al re-
           Cada uno de los      cubierto de seda des-   jado, dejó libre el ca-  cién llegado como a los
        pretendientes debía     de las jorobas hasta los  mino para que pudie-  otros y manifestó su
        manifestar en alta voz,  cascos.                ra acercarse otro ca-   desagrado con un vio-
        ante el trono del rey,      En jaulas de oro y  ballero.                lento gesto de desdén.
        cuáles eran sus rique-  ónice, sus caballeros      El rey comenzó a ver    Detrás del empera-
        zas y cuántos los rei-  conducían animales      con malos ojos las exi-  dor se presentaron
        nos y vasallos que le   de las más raras y va-  gencias de su hija y es-  otros, y otros, y otros
        estaban sometidos.      riadas especies: cino-  taba a punto de decír-  monarcas, a cual más
           El primero en pre-   céfalos (*) del Yemen,  selo a ella misma cuan-  ilustre, reconocido y a
        sentarse fue el rey de  monos azules del Ti-    do apareció ante el tro-  cual no menos pode-
        la Isla de Oro. Venía   bet, panteras y leopar-  no, radiante como un   roso.
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