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                                                                  Viernes 12 de Mayo de 2023
                             La zanahoria



                 ADAPTACIÓN LIBRE  DE  CUENTO  CLÁSICO DE LOS  HERMANOS  GRIMM












                                                                                                                         No hay pasión
                                                                                                                      más ilusa y fanática
                                                                                                                           que el odio.

                                                                                                            GEORGE GORDON




                                                                                                                    La victoria más difícil

                                                                                                                          es la victoria
                                                                                                                      sobre uno mismo.
                                                                                                            ARISTÓTELES




                                                                                                        mala gana, le indicó:   tas arriba. Ató luego la
                                                                                                           —Para que pueda      bolsa sólidamente, la
                                                                                                        salir de la bolsa de la sa-  subió tirando de la cuer-
                                                                                                        biduría tienes que soltar  da hasta lo alto de la
                                                                                                        la cuerda que la sostie-  rama y dejándolo que se
           Había una vez dos    satisfacer mis necesida-  no sabía sobre quién     —¿Quién me llama?
        hermanos que eran sol-  des, pedí el retiro y me  descargar su cólera y mal  Respondió el otro,  ne. Entonces te meterás  columpiase a merced del
        dados. Uno era rico y el  dedico a cultivar el sue-  humor. Y decidió matar  desde el árbol:    tú.                     viento, le dijo:
        otro, pobre. El hermano  lo. Tengo un hermano   a su hermano. Contrató     —Levanta la vista.      Dicho eso lo bajó el    —¿Qué tal, amigo?
        pobre, para salir de su  rico a quien vuestra ma-  a unos asesinos para que  Estoy aquí, en la bolsa  estudiante y, desatando  Ya debes estar sintiendo
        miseria, se retiró, se hizo  jestad bien conoce; pero  le tendiesen una embos-  de la sabiduría. En muy  la bolsa, lo puso en li-  que te entra la sabiduría
        campesino y se dedicó a  yo, como nada poseo, soy  cada, mientras tanto él  poco rato he aprendido  bertad.             y que aprendes muchas
        cultivar zanahorias.    desconocido de todos.   fue en su busca y le dijo:  grandes cosas. Todas las  —Ahora súbeme en-  cosas. Ahí te quedas,
           Una de las zanahorias   El Rey se compade-      —Hermano, yo sé      escuelas juntas nada va-  seguida - le pidió, quería  hasta que hayas ganado
        que brotó no dejaba de  ció de él y le dijo:    dónde hay un tesoro     len en comparación. Un  meterse de pie.         en listeza. Y montando
        crecer. Cada día era más   —Pues se ha termi-   oculto. Iremos juntos a  poquito más y lo sabré    —¡Espera! - le advir-  en el caballo del estu-
                                                                                                                                diante, se alejó, aunque
        alta y más gruesa. Al fin,  nado tu pobreza; te daré  buscarlo y nos lo repar-  todo, y bajaré del árbol  tió el otro —. Así no.
        llegó a alcanzar un ta-  lo que haga falta para  tiremos. Al otro le pare-  más sabio que ningún   Y agarrándolo de la  al cabo de una hora en-
        maño tan extraordinario  que no seas menos que  ció bien y se fue con él.  otro hombre. Entiendo  cabeza, lo metió de pa-  vió a que lo liberasen.
        que llenaba un carro y  tu hermano.                Cuando llegaron a un  las estrellas y constela-
        se necesitaban dos bue-    Y le regaló oro y cam-  lugar despoblado, lo asal-  ciones, el soplar de to-
        yes para transportarla.  pos, prados y rábanos,  taron los bandidos  y,  dos los vientos, la arena
        El campesino no sabía   haciéndolo tan rico, que  atándolo, se dispusieron  del mar, la curación de
        qué hacer con ella, ni si  la fortuna de su herma-  a colgarlo de un árbol.  las enfermedades, la vir-
        era una suerte o una    no no podía compararse  Pero en aquel momento   tud de las hierbas, las
        desgracia. Después de   con la suya.            se oyó a lo lejos un soni-  aves y las piedras. Si es-
        un rato pensando, llegó    Al enterarse el otro  do de cascos de caballos  tuvieses tú aquí, verías
        a esta conclusión:      de lo que había valido a  y la voz de alguien que  las maravillas que fluyen
           —Si la vendo, no sa-  su hermano una simple  cantaba a grito pelado.  de la bolsa de la verdad.
        caré gran cosa; si me la  zanahoria, le pudo la  Los bandidos se asusta-   Al oír el estudiante
        como, lo mismo puedo    envidia y se puso a cavi-  ron y salieron corriendo  todo aquello, exclamó,
        comerme las pequeñas.   lar en busca de algún   de allí, dejando a su pri-  lleno de admiración:
        Lo mejor será llevarla al  medio para conseguir  sionero metido en una     —¡Bendita sea la
        Rey y regalársela como  una dádiva parecida.    bolsa, que ataron a una  hora en que te encon-
        una cosa rara, en prue-    Pretendiendo proce-  rama.                   tré! ¿No me dejarías su-
        ba de acatamiento.      der de modo más inteli-    El hombre, desde     bir un ratito a la bolsa?
           Así que cargó la za-  gente, llevó al Rey oro y  aquella altura, a costa  Contestó el de arri-
        nahoria en el carro y fue  caballos, pensando que  de muchos esfuerzos  ba, como si lo concedie-
        a la Corte, para ofrecer-  le correspondería con  consiguió abrir un agu-  se a regañadientes:
        la al rey.              regalos mucho más va-   jero en la bolsa y asomó   —Te dejaré subir un
           —¡Vaya una hortali-  liosos. Pues si a su her-  por allí la cabeza. Resul-  rato en recompensa de
        za extraña! —exclamó el  mano le habían dado    tó que quien venía por  tus buenas palabras;
        soberano—. He visto en  tanto por una zanaho-   el camino era un estu-  pero tendrás que aguar-
        mi vida muchas maravi-  ria, ¡qué no le darían a él  diante vagabundo que  dar aún una hora, pues
        llas, pero jamás un     a cambio de sus presen-  cabalgaba cantando ale-  me falta aprender toda-
        monstruo así. ¿De qué   tes!                    gremente a través del   vía una cosa.
        clase de semilla ha sali-  El Rey aceptó el ob-  bosque.                   Cuando el estudian-
        do? ¿O tal vez es que tú  sequio y le dijo que lo  Al observar el de arri-  te llevaba ya un rato
        eres un favorito de la  mejor con que podía co-  ba que era un solo indivi-  aguardando, empezó a
        suerte y por ello te suce-  rresponderle era con  duo el que pasaba, gritó:  hacérsele larga la espe-
        den estas cosas?        aquella rarísima zanaho-   —¡Buenos días ten-   ra y rogó al otro que le
           —Nada de eso —res-   ria. Y así, el rico hubo de  ga usted!          permitiese entrar ense-
        pondió el campesino —.  cargar en su carro la hor-  El estudiante miró  guida, pues su sed de
        No soy un favorito de la  taliza de su hermano y  por todas partes, y no  sabiduría era irresistible.
        fortuna sino un pobre   llevársela a casa.      viendo de dónde proce-     Entonces el de arri-
        soldado que para poder     Una vez en el hogar,  día la voz, preguntó:  ba, como si cediese de
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