Page 17 - Semanario-31-08-23.pmd
P. 17
17
17
17
17
17
Jueves 31 de Agosto de 2023
El canario
VERSIÓN LIBRE DE CUENTO DE LUIS MARÍA JORDÁN
ta el lejano linde de la gaba a separar sus pi-
campaña. cos, volaron rápidamen-
Delante de él, a po- te, locos de idilio a em-
cos metros de un peque- balsamar sus besos con
ño rosal literalmente la fragancia de las rosas
enrojecido de rosas ro- color de sangre.
jas, volaba una pareja de Desde entonces, en
canarios unida por los todos los bosques, par-
picos. A pesar de la dis- ques, arboledas, um-
tancia, el rey pudo reco- brías, calles y jardines de
nocer en la patita de uno la comarca, se colocó
de ellos la ajorca de oro por orden del rey un
que el día antes regaló a edicto terrible que de-
la princesa. Pero los pá- cía así: "Pena de muerte
jaros, con un ligero tem- a los cazadores de cana-
blor de alas que no lle- rios".
El tiempo no borra, ubica.
ANÓNIMO
En la vida hay algo peor
que el fracaso:
el no haber intentado nada.
La princesa Clavelin- lor de glicina, amenaza- tas dignidades eclesiás- gos y vítores de la mu-
da estaba triste, tan tris- ban fundirse en la pro- ticas y como diez mil ca- chedumbre. Por orden FRANKLIN D. ROOSEVELT
te, que hasta había hecho pia amargura de sus lá- balleros de armas que del rey se colocaron has-
algunos pucheritos de grimas. llegaron expresamente ta mil centinelas en los
angustia ante su amigo y Mientras tanto, el ca- desde las guarniciones corredores que daban
caballero el gran duque nario de la corte —una de Trapobana. acceso a la cámara nup- No lastimes a los demás
de las Islas Rosadas. preciosura de canario, El día de la boda, al cial. con lo que te causa
Nadie sabía qué hon- con las alitas amarillas alba, se soltaron desde Al día siguiente, an-
da pena atormentaba el como rayos de luna y los las almenas del palacio tes de resolver ningún dolor a ti mismo.
corazón de la princesa, ojitos rojos como gotas millares de palomas; se asunto de gobierno, el BUDA
pero es lo cierto que de sangre—, cantaba dio igualmente libertad soberano mandó a sus
cuando el rey, su padre, desde el alba hasta el a todos los vagabundos ministros a ofrecer sus
le preguntó reiterada- crepúsculo encerrado en condenados por peque- felicitaciones a los recién
mente acerca de los su pequeña jaula de pla- ños delitos y se regaló a casados. Los mensajeros
motivos de aquel dolor, ta y oro. Cada vez que la los pobres alhajas de oro regresaron cohibidos,
la deliciosa sufriente princesa pasaba por ahí, y monedas de plata. con la cabeza baja y los
contestó con monosíla- el canario redoblaba sus La fiesta debía ser brazos caídos a lo largo
bos, casi como si tuviera trinos y a veces, con una espléndida, como con- del cuerpo. El rey, des-
un poco de vergüenza en coquetería completa- viene a la majestad de la concertado, y sin atre-
confesar la causa de su mente donjuanesca, es- corona. El canario, en su verse a preguntar una
angustia. tiraba hacia ella su pi- pequeña jaula de oro, palabra, envió el mismo
Sin embargo, un día, quito de ágata como si relampagueante al sol, mensaje con su hijo ma-
la princesita habló; pero quisiera decirle algún fue llevado en hombros yor, pero el príncipe, a
fue para contar una cosa secreto. por seis chambelanes pesar de su audacia, no
inverosímil: que estaba El rey, que como to- sobre un palanquín de se atrevió a volver con la
enamorada de su cana- dos los reyes de los cuen- brocato de Persia, ador- contestación. Entonces,
rio. tos era un monarca su- nado con diamantes y fue el soberano en per-
El rey quiso quitarle persticioso, resolvió zafiros. La novia, bellísi- sona con el manto real
de la cabeza semejantes consultar el caso con una ma, bajo su amplio qui- echado sobre los hom-
ideas y para distraerla vieja adivina amiga suya. tasol de seda de Bagdad, bros, y blandiendo en la
recurrió a extremos in- La bruja, naturalmente, marchaba precedida por diestra la vieja espada
creíbles; por ejemplo: le aconsejó que casara a dos pavos reales y escol- victoriosa.
mandó cortar ambas su hija con el pájaro can- tada por quinientos ji- Tres veces seguidas
orejas al bufón de la cor- tor si no quería sufrir netes de sangre azul. llamó a las puertas de la
te; hizo bailar sobre un graves y peligrosos con- El rey, desde lo alto alcoba y como no tuvie-
alambre candente a un flictos internacionales. del trono, bendijo la ra respuesta las echó
enano del palacio; de- Los astrólogos, el unión con el mismo ges- abajo con sus puños.
claró una guerra sin herbolario y los médicos to severo con que se Cuál no sería su sor-
cuartel a su vecino el de la corte, fueron tam- mostraba en sus noches presa, cuando notó que
emperador de Samar- bién de la misma opi- de triunfo, después de el lecho de los desposa-
canda y condenó a la nión. las batallas. Para algún dos estaba intacto, la
horca a más de doscien- Por eso se ordenó el cortesano que hubiera jaulita de oro del cana-
tos mercachifles, buho- matrimonio para los úl- tenido la mala ocurren- rio un poco rota y las
neros y vagabundos. timos días del mes de cia de sonreírse durante ventanas de las habita-
Sin embargo, y a pe- mayo. Fueron invitados la ceremonia, habían ciones abiertas de par en
sar de tanto espectácu- todos los representan- puesto una horca en los par...
lo extraordinario, la tes de los países veci- jardines de la casa real. Alarmado, y temien-
princesa Clavelinda re- nos; los embajadores Después de la fiesta do una mala broma de la
corría los jardines con un acreditados ante el tro- los novios fueron con- vieja adivina amiga suya,
vago aire de sonámbula no; los príncipes de las ducidos hasta sus habi- se asomó al balcón para
y sus hermosos ojos co- comarcas aliadas; las al- taciones entre los hala- dominar con la vista has-