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                                                                Viernes 30 de Setiembre de 2022
                 La máquina del tiempo del abuelo


                      ADAPTACIÓN LIBRE  DE CUENTO DE BOSQUE DE FANTASÍAS




                                                                                                           —¡Ah! Veo que has    y si sabes guardar
                                                                                                        encontrado mi má-       bien el secreto, en-
                                                                                                        quina del tiempo.       tonces pronto te en-
                                                                                                           —No creo que sea     señaré otros de mis
                                                                                                        una máquina del         inventos.
                                                                                                        tiempo, abuelo —dijo       Manuelito asintió,
                                                                                                        Manuelito pensando      y tomando la taza de
                                                                                                        que el abuelo no sa-    café con leche que le
                                                                                                        bía nada de su viaje—   ofrecía su abuelo se
                                                                                                        , parecía una máqui-    sentó a descansar, or-
                                                                                                        na de escribir.         gulloso del abuelo tan
                                                                                                           —Oh, sí que lo es,   increíble que tenía.








                                                                                                                     Principio principiando
                                                                                                                        principio quiero,
                                                                                                                     por ver si principiando
                                                                                                                        principiar puedo.




                                                                                                                    En el juncal de Junqueira
           A Manuelito le gus-  cia adelante» y «ha-    lando el aparato en el  mi gran invento. Eso                  juncos juntaba Julián
        taba mucho visitar a    cia atrás».             que el misterioso       sí, tendrás que ayudar-             cuando encontró a Juan.
        su abuelo, que se lla-     Ensimismado y con    niño parecía trabajar.  me para que pueda           En el juncal de Junqueira juncos
        maba Manuel, como       mucha curiosidad, el       —¡Ah! ¡Te refieres   terminar más rápido.
        él. El abuelo Manuel    niño apretó la tecla    a mi máquina del           Y así estuvieron               juntaban Juan y Julián.
        vivía en una casa       que decía «hacia        tiempo! Entonces…       Manuelito y el abue-
        grande, un poco ale-    atrás» y tras hacerlo   ¡Caramba! ¡Eso signi-   lo Manuel (cuando
        jada de la ciudad, que  cerró los ojos con mu-  fica que funciona!      aún era pequeño),                   El cielo está encapotado.
        había habitado desde    cha fuerza. ¡Qué ma-       —¿Una máquina        trabajando todo el día
        que era un niño.        reo sintió con el sube  del tiempo? —pre-       en la máquina del                  ¿Quién lo desencapotará?
           Como era una casa    y baja que se formó!    guntó de nuevo Ma-      tiempo. Manuelito                    El que lo desencapote,
        tan vieja había mu-     Y cuando el torbelli-   nuelito—. Pero, ¿en     hacía caso y prestaba             buen desencapotador será.
        chas cosas interesan-   no cesó y volvió a      qué año estamos?        mucha atención a las
        tes con las que jugar,  abrir los ojos, Manue-  ¿Cuál es tu nombre?     indicaciones, se daba
        y Manuelito, que era    lito se encontró que       —Estamos        en   cuenta de que parte
        un niño muy curioso,    todo estaba distinto.   1960 y yo me llamo      de lo que su papá ha-
        no escatimaba a la      En una habitación       Manuel.                 bía dicho siempre era
        hora de invertir tiem-  pudo ver cómo, ante        Manuelito enton-     verdad, que su abue-
        po en husmear para      sus ojos, un joven si-  ces se dio cuenta de    lo era una especie de
        descubrir cosas inte-   milar a él se encon-    que se encontraba en    científico, pero Ma-
        resantes sobre su       traba construyendo      el mismo lugar, solo    nuelito no creía que
        abuelo que no le hu-    algo. ¿Qué sería        que muchos años         estuviera ni un poqui-
        biera contado ya. Te-   aquello? se preguntó.   atrás, y aquel niño     to loco.
        nía tantas cosas que    Al percatarse de su     que parecía tener su       Entonces, cuando
        parecía inventor, así   presencia, el joven se  edad… ¡era en reali-    todo estuvo listo, Ma-
        que el papá de Ma-      sobresaltó y dio un     dad su abuelo! Muy      nuelito se despidió de
        nuelito decía que el    grito asustado:         grande fue su asom-     la versión niño de su
        abuelo era un hombre       —¿Quién eres tú y    bro, Manuelito co-      abuelo y regresó, an-
        muy inteligente, aun-   qué haces en mi habi-   mentó la situación al   tes se despidio emo-
        que a veces era como    tación?                 otro pequeño, que       cionado: —¡Creo que
        un científico loco.        —Pues no sé, dí-     igual de sorprendido    pronto nos veremos!
           Un día, mientras el  melo tú —respondió      respondió:                 Acto seguido el pe-
        abuelo se encontra-     Manuelito—, yo esta-       —¡Te llamas como     queño volvió a sen-
        ba en la cocina pre-    ba en casa de mi        yo! Pero, ¿abuelooo?    tirse como en un sube
        parando chocolate y     abuelo y apreté un      ¡Si ni siquiera he ter-  y baja, y aunque ce-
        café, Manuel hus-       botón en una máqui-     minado el instituto!    rró los ojos de nuevo
        meaba en una caja de    na, y después de un     ¡Qué cosas dices!       con más fuerza que la
        juguetes viejos. En-    torbellino muy raro        —No sé, esto es      otra vez, de nuevo se
        tonces, muy al fondo,   he aparecido aquí.      muy raro, tengo que     sintió mareado. Al
        encontró algo que le    ¿Sabes algo?            volver a mi presen-     abrirlos, sin embargo,
        llamó poderosamen-         —¿Una máquina?       te—dijo entonces        esta vez sí vio algo
        te la atención: se veía  ¿A qué te refieres? —  Manuelito, muy pre-     conocido, y era a su
        algo parecido a una     preguntó el joven       ocupado.                querido abuelo con
        máquina de escribir,    misterioso intrigado.      —Bueno, bueno,       una taza de chocola-
        solo que en vez de         —Una máquina         no hay de qué pre-      te caliente en la
        letras tenía números    como… ¡esa! —expli-     ocuparse, pues estoy    mano. ¡Había vuelto
        y solo dos frases: «ha-  có Manuelito seña-     a punto de terminar     al presente!
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