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Viernes 25 de Noviembre de 2022
El león y el hombre
ADAPTACIÓN LIBRE DE ANTIGUO CUENTO POPULAR CHILENO
Las grandes almas
siempre se han
encontrado con una
oposición violenta
de las mentes mediocres.
ALBERT EINSTEIN
Los hombres construimos
demasiados muros
y no suficientes puentes.
ISAAC NEWTON
La vida más dulce es la
Estaba el viejo león en -¡Bah! -dijo-, ese no se para triunfar de los que no cen, que es el ser más va- de no pensar en nada.
su cueva, situada entre los atreverá conmigo. ¿Eres tú son valientes como yo? liente del mundo.
riscos más encumbrados el hombre? -le gritó. ¡Peleemos inmediatamen- Fue el perro y volvió lue- SÓFOCLES
de una montaña. El león -No soy el hombre, se- te si te atreves! go con el hombre que traía
hijo, al contemplarlo tan ñor. -¡No, señorcito, por una escopeta cargada.
respetable, le dijo: -¿Quién es el hombre, Dios! Yo no soy peleador ni -¡Bah! -dijo el león-,
-¿Habrá, padre, en entonces? valiente, ya ve que el hom- ¡qué raro es el hombre! No
todo el mundo un ser más -El hombre, señor, vive bre me tiene manso, y una lleva la cabeza baja como Estamos hechos de la
valiente que su merced? - más abajo y es un animal vez, cuando yo era más jo- nosotros. ¿De qué manera misma materia que los
que así trataban antes los muy malo y muy valiente; ven y quise sublevarme, comerá? Anda derecho.
hijos a los padres. a mí me tiene totalmente me ató con unos lazos, me ¡Bah! Yo también me sien- sueños y nuestra pequeña
-Sí, hijo -le contestó el sometido: me metió hie- echó al suelo y me marcó to en las patas traseras
anciano. rros en la boca, me ató y la piel con un hierro can- para pelear con las manos vida termina durmiendo.
-¿Cómo ha de ser eso, con unas espuelas muy cla- dente; ¿no ve, su señoría, libres. ¿En qué me aventa-
padre, cuando yo, que soy vadoras en los talones, se la marca, aquí en las an- jará? … ¿Eres tú el hom- WILLIAM SHAKESPEARE
su hijo, no le tengo miedo subió encima de mí y co- cas? Y aun me hizo otras bre? -le preguntó cuando
a nadie ni respeto más que menzó a clavarme las es- cosas peores, que me aver- lo vio cerca.
a su merced? puelas por los ijares, hasta güenzan. Después me en- -Yo soy el hombre -le
-No te engañes, hijo. que tuve que hacer su vo- yugó y me hizo tirar del contestó el labrador.
Hay en el mundo un ani- luntad y llevarlo a donde carro a golpes de picana. Y -Vengo a pelear conti-
mal más bravo que vence a se le antojaba. En seguida, aquí me tiene, señor, pa- go para saber cuál de los
todos; por eso yo, que era me largó para estos rinco- deciendo, hasta que al dos es el más valiente.
el rey del mundo, para no nes donde casi me muero hombre se le ocurra ma- -Bueno -le dijo el hom-
verme vencido he tenido de hambre. tarme para comerme. bre-; pero para que yo pe-
que esconderme entre los -Eso te sucede por ton- -¡Tan grande y tan… vil! lee tienes que irritarme.
riscos de estos cerros. to. Yo voy a buscar al hom- No sirves para nada. Me Insúltame tú primero y
-Écheme la bendición, bre porque deseo ver si es voy -y el león siguió bajan- después te contesto yo.
padre, y con su permiso iré capaz de pelear conmigo. do el cerro en busca del Se puso el león a tra-
a pelear con ese animal y Más abajo, donde ya hombre. tarlo de bandido, saltea-
lo despojaré del dominio comienzan los potreros de Ya divisaba los llanos dor, cobarde, ladrón, abu-
del mundo. ¡No será tan serranía, vio detrás de una regados y al término de una sador…, hasta que se can-
valiente! Fuera de su mer- cerca el lomo de un buey con quebrada vio humo y des- só de insultarlo.
ced, ¿qué animal habrá tan sus cuernos. "Este es el hom- pués un rancho, se acercó -Ahora me toca a mí -
grande a quien yo no me bre -pensó-. ¡Y qué enormes a los cercos sin hacer rui- dijo el hombre-. Allá va una
atreva a atacar? son las uñas que tiene!, pero do. Un perro lo olfateó y mala palabra.
-No es tan grande, hijo; en la cabeza, mientras que salió a ladrarle. Y, disparándole un es-
pero es más astuto que to- yo tengo las mías en las ma- El león se sentó a espe- copetazo, le quebró una
dos y se llama el hombre. nos. Veamos si es el hom- rarlo y pensó: "Este sí que pata.
Mientras yo viva, jamás te bre". Y de un salto se puso ha de ser el hombre; bien -¡Ay, ay, aycito! -gritó
daré permiso para que va- encima de la cerca. me habían dicho que no el león-. Señorcito hombre,
yas a pelear con él. -¿Eres tú el hombre? - era muy grande. ¡A mí no no peleo más con usted.
El león joven tuvo que le gritó. me vence este enano!; Y huyó como alma que
quedarse refunfuñando y El buey se puso a tem- pero todo no es más que lleva el diablo para el inte-
afilándose las uñas. El león blar, espantado, y sacan- bulla y no se atreve a ata- rior de la cordillera, a ocul-
viejo estaba enfermo y al do la voz como pudo, le carme". El perro le ladraba tarse entre los riscos de la
poco tiempo murió. Des- contestó: desde lejos. cumbre, pensando: "Bien
pués de llorarlo y enterrar- -Yo no soy el hombre, -¡A ver, hombre! ¡Cá- decía mi finado padre que
lo, el león joven pensó: señorcito. El hombre vive llate un poco! ¿Eres tú el no fuera a pelear con el
«Ahora sí que no me que- más abajo todavía. hombre? hombre. Si con una sola
do sin pelear con el hom- -Quieres hacerme -No soy el hombre, mi mala palabra me quebró
bre». Y bajó de la cordille- creer que no eres el hom- amo es el hombre. una pata, ¿qué hubiera
ra al valle para buscarlo. bre y estás temblando de -Así me parecía, por- sido de mí si se me viene
Lo que primeramente miedo. Dime, ¿te atreves a que, lo que eres tú, no encima en una lucha cuer-
encontró en una de las ve- combatir conmigo? ¿De aguantas ni el primer ata- po a cuerpo?".
gas que se forman en las qué te sirve ese cuerpo tan que. Ve y dile a tu amo que Y nunca más bajó de las
quebradas de la cordillera, enorme y esas defensas vengo a desafiarlo; deseo montañas sino ocultándo-
fue a un caballo flaco. que tienes en la cabeza sino ver si es verdad lo que di- se.