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El adivino


                        ADAPTACIÓN LIBRE DE CUENTO DE ALEKSANDER AFANASIEV













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                                                                                                                      por la tierra
                                                                                                                sin ensuciarse.

                                                                                                               ¿Qué es?           LA SOMBRA







                                                                                                                   Si las dejas se pasan,

                                                                                                                   pero para venderlas
                                                                                                            las pesas.         LAS UVAS






           Era un campesino po-  sen a su palacio lo más  hay más remedio que ro-  puerta con la intención
        bre y muy astuto apoda-  pronto posible. Los    garle que no nos denun-  de huir del palacio; pero        Soy blanco como la sal
        do Escarabajo, que que-  mensajeros, llegados al  cie al zar.           los ladrones salieron a           y aunque me pueden
        ría adquirir fama de adi-  pueblo, sentaron al     Primero fue el lacayo  su encuentro y se echa-
        vino.                   campesino en un coche   a escuchar a la puerta.  ron a sus pies, suplicán-  abrir, no me cierran
           Un día robó una sá-  y lo llevaron a la capital.  De pronto se oyó el pri-  dole:
        bana a una mujer, la es-  Escarabajo, con gran  mer canto del gallo y Es-  -Nuestras vidas están     ¿Qué soy?
        condió en un montón de  miedo, pensaba:         carabajo exclamó:       en tus manos. No nos
        paja y se empezó a ala-    "Ha llegado la hora     -¡Gracias a Dios! Ya  pierdas; no nos denun-                       UN HUEVO
        bar diciendo que estaba  de mi perdición. ¿Cómo  está uno; hay que espe-  cies al zar. Aquí tienes el
        en su poder  adivinarlo  sabré dónde está el ani-  rar a los otros dos.  anillo.                                                 LA CÁSCARA DE
        todo. La mujer lo oyó y  llo? Se encolerizará el   Al lacayo se le parali-  -Bueno, por esta vez
        se acercó a pedirle que  zar y me expulsarán del  zó el corazón de miedo.  los perdono -contestó el
        adivinase dónde estaba  país o mandará que me   Acudió a sus compañe-   adivino.
        su sábana. El campesino  maten."                ros y los alertó:          Tomó el anillo, levan-
        le preguntó:               Lo llevaron ante el     -¡Amigos, me ha re-  tó una plancha del suelo
           -¿Y qué me darás por  zar, que lo recibió y le  conocido! Apenas me  y lo escondió debajo.
        mi trabajo?             aclaró cuál era su con-  acerqué a la puerta, ex-  Por la mañana el zar
           -Una taza de harina y  dición:               clamó: "Ya está uno; hay  despertó, mandó que se
        un paquete de manteca.     -¡Hola, amigo! Si adi-  que esperar a los otros  presentara el adivino y
           -Está bien.          vinas dónde está mi ani-  dos."                 le preguntó:
           Se puso a hacer como  llo te recompensaré       -Espera, ahora iré yo   -¿Has pensado bas-
        que meditaba, y luego le  bien; pero si no, haré  -dijo el cochero; y se fue  tante?
        indicó el sitio donde es-  que te corten la cabeza.  a escuchar a la puerta.  -Sí, y ya sé dónde está
        taba la sábana.            Y ordenó que lo en-  En ese momento los ga-  el anillo. Se te ha caído y
           Dos o tres días des-  cerrasen y "que le de-  llos cantaron por segun-  rodando se ha metido
        pués desapareció un ca-  jen solo para que medi-  da vez y el campesino  debajo de esta plancha.
        ballo de uno de los más  te toda la noche y me dé  dijo:                   Quitaron la plancha
        ricos del pueblo. Era Es-  la contestación mañana  -¡Gracias a Dios! Ya  y sacaron el anillo. El zar
        carabajo quien lo había  temprano.              están dos; hay que es-  recompensó generosa-
        robado y atado a un ár-    El campesino se sen-  perar sólo al tercero.  mente a nuestro adivi-
        bol del bosque.         tó en una silla y pensó:   El cochero llegó jun-  no, ordenó que le die-
           El señor mandó lla-  "¿Qué contestación      to a sus compañeros y   sen de comer y beber y
        mar al adivino, y él le dio  daré al zar? Será mejor  les anunció:      se fue a dar una vuelta
        la solución:            que espere la llegada de   -¡Oh, amigos, tam-   por el jardín.
           -Envía tus criados al  la noche y me escape;  bién me ha reconocido!    En su paseo, vio un
        bosque; allí está tu ca-  apenas los gallos can-   Entonces el cocinero  escarabajo, lo levantó y
        ballo atado a un árbol.  ten tres veces huiré de  les propuso:          volvió a palacio.
           Fueron al bosque, en-  aquí."                   -Si me reconoce tam-    -Oye -dijo a Escara-
        contraron el caballo, y    El anillo del zar ha-  bién, iremos todos, nos  bajo-: si eres adivino,
        el propietario dio al cam-  bía sido robado por tres  echaremos a sus pies y  adivinarás qué es lo que
        pesino cien pesos.      servidores; uno era la-  le rogaremos que no nos  tengo encerrado en mi
           Desde entonces cre-  cayo, el otro cocinero y  denuncie y no cause   puño.
        ció su fama y se exten-  el tercero cochero. Ha-  nuestra perdición.       El campesino se asus-
        dió por todo el país. Por  blaron los tres: -¿Qué  Los tres se dirigieron  tó y murmuró entre
        desgracia, ocurrió que  haremos? Si este adivi-  a la habitación y el coci-  dientes:
        al zar se le perdió su  no sabe que hemos ro-   nero se acercó a la puer-  -Escarabajo, ahora sí
        anillo nupcial y por más  bado el anillo, nos con-  ta para escuchar. De  que te descubrió la mano
        que lo buscaron por to-  denarán a muerte. Lo   pronto cantaron los ga-  poderosa del zar.
        das partes no pudieron  mejor será ir a escuchar  llos por tercera vez y el  -¡Es verdad! ¡Has
        encontrarlo.            a la puerta de su habita-  campesino, persignán-  acertado! -exclamó el
           Entonces el zar man-  ción; si no dice nada,  dose, exclamó:         zar.
        dó llamar a quien pre-  tampoco lo diremos no-     -¡Gracias a Dios! ¡Ya   Y dándole aún más di-
        sumía saberlo todo, dio  sotros; pero si nos reco-  están los tres!     nero lo dejó irse a su casa
        orden de que lo traje-  noce por ladrones, no      Y se lanzó hacia la  colmado de honores.
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