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         ESOPO - VERSIÓN LIBRE SILVIA RODRÍGUEZ

           Dos ratones que eran  res lugares del monte
        primos, vivían alejados,  para recoger jugosas                                                  casa de su primo, respi-  mamá!… ¡corre! - volvió
        uno en un pequeño árbol  frutas y riquísimas raí-                                               ró aliviado, a pesar de  a decir el ratón de ciu-
        en medio de un monte    ces, dónde descansar al                                                 que su corazón conti-   dad. Y los dos volvieron
        muy tranquilo, mientras  atardecer. En la canas-
        que el otro habitaba el  ta cargaron guayabas,                                                  nuaba latiendo a mil por  a esconderse en la rato-
        sótano de un apartamen-  moras, batatas de ma-                                                  hora.                   nera detrás del zócalo,
        to en pleno centro de   cachines, unos dulces                                                      –¡Ay, primo! -dijo al  que ya no parecía tan
        una gran ciudad.        arazás, unas moradas                                                    fin el ratón de campo-  linda.
           Un día, el ratón de  pitangas, unas nueces                                                   ¡Qué estrés! ¿Cómo         Al regresar por la co-
        campo invitó al primo a  Pekan, flores de marce-                                                puedes vivir en este lu-  mida, con el corazón
                                                                                                                                palpitante, el ratón de
                                                                                                        gar? ¡Casi no cuento el
        su casa, para que pasara  la, semillas de anaca-                                                cuento!                 ciudad gritó aún más
        con él unos días tranqui-  huita, sus hojas y por el                                                                    fuerte:
        los en medio de la natu-  camino encontraron                                                       –Bueno -dijo su pri-
        raleza. Y el ratón de ciu-  unos granos de trigo y                                              mo- Merece la pena y a     –Rápido, primo, ¡que
        dad aceptó encantado.   cebada que se cayeron                                                   todo te acostumbras…    viene el gato!- Y salie-
           Ni bien llegó a la hu-  de la cosechadora. Con                                               ya verás cuando veas    ron corriendo de nuevo
        milde casa de su primo,  la canasta repleta de                                                  cómo es el lugar donde  hacia el agujero que ha-
        el ratón de ciudad de   frutos multicolores re-                                                 vivo, tengo acceso di-  cía las veces de casa.
                                                                                                                                   El ratón de campo,
        inmediato describió sus  gresaron a la casa del                                                 recto a la cocina.      cansado, dijo:
                                                                                                           El ratón de campo
        limitaciones:           tronco.                                                                 observó fascinado todos
           –¡Pero qué casa tan     Molió el trigo y con él                                                                         –Mira, primo, me
        pequeña!¡No sé cómo     hizo harina que se con-                                                 los alimentos que se api-  gusta mucho tu casa, y
        puedes vivir en un sitio  virtió en canelones, que                                              laban en aquel lugar.   sé que tienes alimentos
        así!                    rellenó con tuco de ce-                                                 Había quesos olorosos y  deliciosos, pero yo me
           –Realmente no ne-    bollitas silvestres, hon-                                               empanadas, pan y fru-   vuelvo a mi casita de
        cesito muchas cosas -le  gos y batatas de maca-  ¡qué vulgaridad! -le in-  hogar de su primo. Tar-  tas de todo tipo.   campo, donde tendré
                                                                                                           –¡Oh! ¡Qué rico! -
        contestó- Aquí me cabe  chines con salsa de pi-  crepó. ¡Esta es comida  dó muchísimo en encon-  suspiró asombrado.     menos espacio y menos
                                                                                                                                alimentos exóticos, pero
        todo. No quiero nada    tangas y nuez condi-    de pobres! Ya verás     trar la casa, a pesar de  ¡Qué maravilla!       soy feliz, tranquilo, sin
        más.                    mentada con semillas    cuando vengas a verme   que le había compartido                         tantos sobresaltos.
           No te preocupes, soy  molidas de anacahuita.  a la ciudad, qué manja-  su ubicación por Whats-  –Tienes razón, es
        feliz de este modo. Va-  El postre fue una mara-  res te preparo…       App. ¡Estaba muy lejos!  una maravilla. Siéntate   El raton campesino
        mos a dar una vuelta    villosa ensalada de fru-   El ratón de campo    Además tuvo que sor-    que te preparo una de-  volvió con su mochilita
        por el campo, traere-   tas y para la sobremesa  agachó la cabeza un    tear decenas de peli-   gustación rápida, ase-  a su pequeño agujero
        mos los alimentos, dis-  reservó un té de marce-  poco triste. Pero acce-  gros: personas que casi  guró pomposamente el  en el viejo tronco de
        fruta del aire fresco, in-  la y anacahuita endul-  dió a visitar a su primo  lo pisan, vehículos en-  citadino.        árbol en medio del tran-
                                                                                                           El ratón de ciudad co-
        vitó entusiasmado el    zado con miel, que le   en un mes.              diablados que iban a    menzó a sacar comida y  quilo monte de talas,
                                                                                                                                molles, espinillos, an-
        ratón de campo.         regaló la abeja reina.                          toda velocidad… Los oí-  a dejarla sobre un trozo  cahuitas, arazás, arra-
           -Escucha, a lo lejos  Fue una excelente co-   El ratón de campo      dos le dolían de tanto                          yanes y arueras, pince-
        canta el sabiá.         mida, pero al ratón de    visita a su primo     ruido, aun tosía por el  de papel que había ex-
           Con ilusión le mos-  ciudad no pareció gus-       a la ciudad        humo del escape de los  tendido a modo de man-  lado con flores de cei-
        tró a su primo dónde    tarle demasiado…                                autos cuando casi fue   tel sobre la mesada.    bos, cinacinas y cere-
        conseguía toda la comi-    –No me digas que co-    Pasó un mes y el ra-  devorado por un gato   Pero cuando estaban a   jeiras; acompañado por
        da: le enseñó los mejo-  mes esto todos los días…                                               punto de dar el primer  el canto de cardenales,
                                                        tón de campo marchó     callejero.              bocado a un trozo de    mirlos, jilgueros y ca-
                                                        con su única mochila a     Cuando el ratón de   queso, se oyeron unas   becitas negras y el tam-
                                                        la ciudad, a visitar el  campo llegó al fin a la  pisadas y el ratón de  bor del carpintero en
                                                                                                        ciudad gritó:           medio de la orquesta.
                                                                                                           – ¡Corre, por tu vida!  Su madre le había
                                                                                                        ¡Llega la abuela!       contado que eran 450
                                                                                                           Y los ratones se es-  las variedades de aves
                                                                                                        condieron en un aguje-  en el país y a él le falta-
                                                                                                        ro que había en la pa-  ba descubrir 400.
                                                                                                        red, a la altura del zóca-
                                                                                                        lo del piso… Cuando la     Moraleja. “Más vale
                                                                                                        abuela se fue, volvieron  vivir de tu trabajo en
                                                                                                        a acomodarse para la    una casa tranquila en
                                                                                                        "degustación rápida" y  medio de un monte, que
                                                                                                        ahí fue cuando se escu-  hacerlo con lujos en una
                                                                         Largo, largo mi cuello es
                                                                                                        charon otras pisadas    casa donde no eres bien-
                                                                         y tengo manchas en la piel     más fuertes.            venido, en medio de una
                                                                                                           –Ay, no.. ¡viene la  gran ciudad”.
                                                                         ¿Quien soy?          LA JIRAFA



                                                                       Zumba que te zumba,
                                                                        van y vienen sin descanso,
                                                                          de flor en flor trajinando
                                                                          y nuestra vida endulzando.
                                                                         ¿Quien soy?            LAS ABEJAS





                                                                  ¿Quién es este que se arrima
                                                                  trayendo
                                                                  su casa arriba?
                                                                  ¿Quien soy?      EL CARACOL





                                                                  Adivina quién soy yo:
                                                                  al ir parece que
                                                                  vengo y al venir
                                                            es que me voy.
                                                                 ¿Quien soy?          EL CANGREJO
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