Las islas Maldivas constituye un nación construida sobre un archipiélago de alrededor de 1.200 islas, 200 de ellas habitadas), ubicadas en el Océano Índico, y que están 1 m por encima del nivel del océano. En ellas viven unas 500 mil personas y están permanentemente en riesgo de que sus viviendas, trabajos, en definitiva todo su hábitat sea sumergido por el creciente nivel del mar.
En general se las conoce por sus extensas superficies coralinas, las hermosas playas de arenas blancas y las 2.600 horas de sol en promedio y una temperatura promedio que en los mediodía se mantiene todo el año alrededor de los 30º C, que las cadenas hoteleras de primer nivel en el mundo aprovechan para hacer su negocio de turismo algo sumamente próspero, siendo desde 1970 el principal rubro de la economía, luego de superar a la pesca. El mayor contingente de turistas ha sido tradicionalmente, y aún hoy lo es, el proveniente de Italia, seguido por Reino Unido y Alemania.
Pero todo eso oculta un drama muy importante para la población permanente, una preocupación fundamental para las autoridades que buscan lograr la supervivencia de un país que se ha constituido en uno de los más vulnerables de la Tierra.
Para tratar de superar esta situación han tratado diferentes medidas, en un momento intentaron comprar con los beneficios obtenidos por el turismo, tierras en otras partes para alojar a su población, pero finalmente decidieron encarar el problema aprovechando el mar, de allí surgió entonces la idea de construir una isla artificial, conectada con su capital Malé, una de las más densamente pobladas del mundo (130.000 personas viven en 2,5 Km. cuadrados) y con el aeropuerto que ocupa una isla adyacente Hulhulé.
Para ello se succionaron, transportaron y vertieron seis millones de metros cúbicos de arena desde el fondo del mar para ubicarlos en lo que finalmente se llamó Hulhumalé, una nueva isla que es eleva más de 2 m. sobre el nivel del Océano (el doble que el promedio de las islas) y a donde se comenzó a formar la Ciudad de la Esperanza, una ciudad inteligente creada en pleno siglo XXI desde cero, con criterios modernos y de aprovechamiento de los recursos naturales, ya sea para el abastecimiento de energía (el 30% es de origen solar), para el mantenimiento de la temperatura, para acumular agua dulce o para lograr mantener pequeños cultivos.
Los edificios están orientados de sur a norte para reducir la ganancia de calor, y mejorar la temperatura ambiente en su interior, las calles optimizan el viento para reducir las necesidades de aire acondicionado, las escuelas, centros religiosos y espacios de esparcimiento distan entre 100 y 200 metros de los desarrollos residenciales, para evitar el uso del automóviles. La flota de ómnibuses es eléctrica y se usa mucho la bicicleta.
El primer grupo de pobladores llegó a Hulhumalé en 2004 luego que en 2002 se completara el relleno de 188 has. y siguió creciendo hasta que en 2015 se le agregaron otras 244, tras lo cual se pudo alojar a 50 mil habitantes.
El plan prevé que se alojen unas 240 mil personas en la nueva ciudad hacia el 2050 y que se pueda de esa manera realojar a la población que sufrirá las consecuencias de la subida del nivel del mar, que incluyen inundación, destrucción de viviendas y erosión a gran escala.