
Este gesto de intolerancia que busca anular a las minorías es grave, pero lo más grave es que se impida el debate que posibilite con la fuerza de los argumentos, que unos u otros puedan cambiar de opinión.
Así, se configuró otro nuevo atentado a la democracia, que se viene reiterando en el ámbito de la Junta Departamental.
Se ha podido ver una y otra vez cómo la mayoría, tras la intervención de uno de sus ediles, es seguido por toda su bancada como al flautista de Hamelín. Todos recuerdan el cuento infantil de los hermanos Grimm, hasta que se lleva a los ratones del pueblo.
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